por Patricia Rizzo
La nueva serie de composiciones realizadas por Ana Fuchs se presenta en grandes telas sin soporte, portadoras de pinturas donde construyó, a través de yuxtaposiciones de pigmentos textiles y resinas, una obra donde la representación se revierte sobre su propio contenido.
En un montaje que las presenta separadas de la pared, con una longitud que posibilita recorrerlas a ambos lados de sus fases, “colgadas” a la manera de telones o paredes movedizas, las superficies bidimensionales ofrecen diferentes lecturas deter-minadas por las distancias que tome el espectador; desde la captación general de algo resuelto con elementos abstractos, hasta el descubrimiento de formas figurativas que juegan en los blancos, así como la presencia de mensajes mínimos que aparecen como huellas ocasionales en las telas.
La autora elabora construcciones imaginarias que utilizan como tema también la materia misma, resi-nas que se escurren sobre la superficie solidifi-cándose como una piel protectora, aumentando las texturas amalgamadas en el interior y modificán-dolas. Cuando se las contempla, parece como si se revelaran contenidos destinados a ser leídos frag-mentariamente, una especie de irradiación como si poseyeran un alfabeto íntimo y a la vez descifrable que pareciera apuntar a un enlace entre sus percepciones y sus ligazones con la realidad.
En este sentido, su obra es una especie de diario de su proceso artístico donde escribe sobre sus telas referencias sobre aquello que la afecta y la circunda, de manera que su trabajo ofrece fuentes de identificación, en lo palpable a sus propias expe-riencias. En ese límite entre lo reconocible y lo incierto, la pérdida de la realidad inmediata sirve como punto de fuga en medio de las imágenes.
Sus trabajos quedan fijados y en cierta forma magnificados en pulcras composiciones que poseen algo que los vincula con la belleza y el dolor: una rememoración de la nostalgia.
Parecen modelos palpables de estados de ánimo diversos. En algunos trabajos, grandes paredes de azulejos causan un efecto de ámbito melancólico e inhabitado donde las grandes telas lucen como una endeble y frágil epidermis que evidencia esté-ticamente lo que evitamos recordar. En otros, la presencia repentina del color -rojos puros- evidencian la irrupción de un estado de encan-tamiento festivo. Los nuevos trabajos de Fuchs ofrecen al espectador una visión suficiente de las diferentes líneas rectoras de su labor, en una obra que juega con las imágenes invirtiéndolas, tomando al pie de la letra lo que en su pintura se dice como intención metafórica, documentando su universo simbólico.